jueves, 2 de enero de 2014

Nieve en la ventana

Una de las decoraciones típicas de estas fechas son los copos de nieve. Personalmente, me gustan mucho más que las hojas de a cebo o el muérdago, y como yo no soy creyente, lo de los reyes magos y belenes me va un poco grande. Así que me puse a hacer un puñado de copos de nieve en ganchillo para decorar la clase de mi peque. Porque hace tres o cuatro años que no ponen nada en su clase, aunque otras clases si que las decoran. Así que me armé de paciencia, un ganchillo finito y algodón blanco y me propuse celebrar el Solsticio de Invierno, qué pasa.
Encontré un montón de montones de patrones de copitos de nieve, la mayoría en un inglés que me superaba ampliamente, y en diferentes tamaños. De entre todos los patrones que encontré me decanté por estos.

 Aquí están aún sin acabar de rematar, pero ya planchaditos y apunto para endurecer. A mi me parecen muy monos, la verdad. Para endurecer el ganchillo hay varios métodos, pero el que me pareció mejor fue mezclar cola blanca y agua a partes iguales (lo que mi peque conoce como "mejunje art atack") Como lo que yo quería era una guirnalda de copos que, al moverse, brillasen un poquito,  lo que hice fue ir echando un poco de purpurina plateada encima de los copos empapados con la cola blanca y dejarlos secar. Como tenia unos cuantos y poco espacio, los fui poniendo sobre capas de plástico del de forrar los libros para que no se pegasen entre si ni a la mesa. Le costó un poquito secarse, la verdad, es lo que tiene el plástico, que conserva la humedad que no veas, incluso poniendo lo a secar junto al radiador. Al final, y como se me echaba el tiempo encima ( qué menos que una semana de clase decorada antes de las vacaciones) aceleré el proceso con el secador de pelo hasta que ya no quedasen pringosos, y para acabar de endurecer, al radiador.  Eso si, el suelo del cuarto de baño (y el del resto de la casa también, para qué mentir) me quedó bien brillantito con la purpurina.


Finalmente conseguí que se endureciesen lo suficiente para poder colgarlos con hilo transparente (un poquito menos duro que la pita) de una larga cadeneta blanca intentando alternar copos grandes con otros más pequeños y ponerlos a distintas alturas. El gato se lo pasó en grande  "ayudándome" a colgarlos, pero finalmente lo conseguí, justo a tiempo para ir a dormir y llevárselos a clase al día siguiente.
Desde fuera (y lejos) se adivinan
Colocados en la ventana

Y por fin, el último día de clase.
Mi peque quería cortar los copos
y darle uno a cada compi de clase, pero con el trajín de de la visita del Olentxero, la kalegira, bailes y, sobre todo, los regalos del "amigo invisible" al profesor se le olvidó cortarlos, y allí están colgando aún. Supongo que no pasa nada por dárselos el día 8 de Enero...

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